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Ciudad de México, al borde del colapso ambiental

El lunes 2 de mayo los niveles llegaron a los 168 puntos, el martes a 164, y a 192 el miércoles. Los niveles de contaminación del miércoles estuvieron a sólo ocho puntos de llegar a la segunda fase de emergencia ambiental.

Los niveles de ozono fueron tan malos en la Ciudad de México esta semana que las autoridades ordenaron a dos millones de autos — cerca del 40 por ciento de los vehículos de la ciudad — no circular por las calles durante tres días consecutivos.

La prohibición de tres días finalizó este viernes y forma parte del tercer período en que el gobierno local ha implementado este tipo de medidas de emergencia, impuestas desde marzo pasado. Es la mayor lucha contra la contaminación en la ciudad en más de una década.

“La ciudad ha estado contaminada al borde del colapso ambiental desde los años 80, debido a políticas ambientales que fueron monitoreadas de manera insuficiente y que no fueron actualizadas”, dice Luis Manuela Guerra, renombrado erudito y activista ambiental. “Esto, y el contexto global del cambio climático, nos está empujando de regreso al colapso”.

El problema con la calidad del aire en la Ciudad de México se da por su ubicación geográfica, ya que se trata de un valle rodeado por montañas en el que el smog queda atrapado. Esto ocurre con mayor frecuencia en los meses calurosos y secos de primavera, antes del comienzo de las lluvias, cuando se generan más contaminantes y la inversión térmica hace que se disipen en más tiempo.

La primera crisis se logró controlar limitando significativamente la actividad industrial en la región, al igual que la introducción, en 1992, de las pruebas de emisiones para vehículos y la implementación de operativos como el “Hoy no circula”. A pesar de que la calidad del aire en la Ciudad de México nunca mejoró del todo, para principios del año 2000, se volvió común ver encabezados sobre cómo la mega ciudad de 20 millones de habitantes había sobrepasado los increíbles niveles de contaminación parecidos a los registrados en Delhi y Pekín.

Sin embargo, la situación crítica de este año ha resaltado el hecho de que los anticuados programas sólo proveyeron un respiro temporal. Nadie asegura que las medidas de emergencia impuestas en las últimas semanas — enfocadas en duplicar el número de autos que no pueden circular — constituyan una solución a los problemas de smog a largo plazo.

El ozono del aire en la Ciudad de México es medido en puntos IMECA. La primera fase de emergencia se declara cuando cualquiera de los puntos de monitoreo, ubicados en diferentes puntos de la ciudad, registra más de 150 puntos IMECA. El lunes 2 de mayo los niveles llegaron a los 168 puntos, el martes a 164, y a 192 el miércoles. Los niveles del miércoles estuvieron a sólo ocho puntos de llegar a la segunda fase de emergencia, en la cual se suspende la circulación a la mitad de los autos, y las autoridades se ven obligas a “considerar” suspender las actividades en oficinas públicas y escuelas. Las medidas de la fase 1 fueron suspendidas este viernes luego de que los niveles bajaran un día antes a menos de 150 puntos.

“Los programas como el ‘Hoy no circula’ nunca han funcionado. Puede que reduzcan un poco el tráfico pero los niveles de contaminación no han cambiado”, dice el físico Héctor Riveros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro del equipo que creó dicho programa. “Supongamos que quitamos medio millón de autos de las calles, estaríamos mandando a 800,000 personas al sistema de transporte público, el cual contamina entre cuatro y cinco veces más que los autos privados”.

Luis Manuel Guerra dice que la causa directa de la emergencia ambiental de este año se relaciona con una tormenta invernal atípica de febrero. Al principio, los vientos de 50 millas limpiaron el aire de tal forma que los habitantes pudieron ver postales espectaculares de los volcanes que rodean el valle. Fue un breve recordatorio de por qué el reconocido escritor Carlos Fuentes tituló uno de sus libros más famosos La región más transparente.

Pero en realidad el smog nunca desapareció. Más bien, fue acorralado en la zona de montañas y, luego de un cambio de dirección en el viento, regresó para establecerse sobre la ciudad una vez más.

Guerra añade que, independientemente del momento en que las medidas de emergencia sean aplicadas esta vez, no espera que la calidad del aire mejore de nuevo hasta que llegue la temporada de lluvias el próximo mes.

FUENTE: http://www.forbes.com.mx/243716-2/

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