Crece el interés en la energía solar como un medio para satisfacer la creciente demanda de electricidad, recortar los insostenibles programas de subsidio gubernamental y reducir la dependencia de la importación de energéticos.
Los desiertos parecen lugares lógicos para instalar tecnología solar. Sin embargo, hasta hace poco tiempo no fue económicamente posible, ni necesario, desarrollar en el Medio Oriente y el norte de África ese tipo de energía renovable.
Es ahora que la combinación de la presión demográfica, los bajos precios del petróleo y la disponibilidad de la tecnología solar, empuja a esa región a invertir en infraestructura para producir energía solar.
Países como Marruecos y Jordania podrán ganar una mayor independencia energética; por su parte, países productores de petróleo como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes están interesados en exportar tecnología en energía renovable y en financiar proyectos solares en el extranjero.
La baja en el precio de la infraestructura necesaria para generar energía solar, en especial de las celdas fotovoltaicas, la hace más viable para una región en la que el sol brilla en abundancia. Además, los costos de operación tras su instalación son mínimos comparados con los de la generación de hidrocarburos.
Cabe aclarar que en tanto no se desarrollen mejores sistemas de almacenaje, el sol no va a reemplazar a los hidrocarburos como la principal fuente de energía, pero sí va a permitir que se diversifiquen sus fuentes.
México cuenta con desiertos y regiones donde el Sol brilla todo el año con la suficiente intensidad para producir energía. En el pasado desaprovechamos nuestro potencial para modernizarnos y explotar oportunamente nuestras reservas de petróleo. Hoy, que al fin se logró la reforma energética, los precios del petróleo están por los suelos y nuestra infraestructura es casi obsoleta para producir siquiera la demanda local de derivados. No hay que esperar más para explotar una energía que es limpia, barata y renovable. Que los mexicanos pongan su ingenio, la iniciativa privada la inversión y el gobierno los inventivos.