En meses recientes han ocurrido algunos delitos de alto impacto mediático que han generado la percepción de que ha aumentado la violencia en la CDMX. Algunos ejemplos: el asalto al restaurante Belmondo en la colonia Roma y la aparición de un cadáver colgado en la delegación Iztapalapa, ambos eventos en octubre pasado; una balacera en la Condesa el 15 de diciembre y otro tiroteo en Polanco el pasado 2 de febrero.
Se trata de eventos que nos recuerdan el tipo de violencia criminal que han padecido en los últimos años varias ciudades del norte y centro del país. ¿Ha llegado el momento en que tendremos en la CDMX la violencia característica de los cárteles de la droga o del crimen organizado a gran escala? Afortunadamente, no creo que éste sea el caso en el futuro próximo.
En la CDMX la violencia vinculada con el crimen organizado se ha concentrado en las delegaciones más pobladas y con mayor grado de marginación al oriente de la ciudad, seguidas por aquellas de la zona centro. Esta violencia se mantuvo estable en la CDMX de 2007 a 2013, y ha observado una tendencia descendente durante 2014 y 2015, la cual muy probablemente se conservará en 2016.
Las delegaciones que han registrado un mayor número de ejecuciones de enero de 2007 a marzo del 2016 son Iztapalapa (320), Gustavo A. Madero (298) y Cuauhtémoc (188). Sin embargo, durante el último año las delegaciones Azcapotzalco y Cuauhtémoc han registrado un incremento considerable en cuanto al porcentaje de ejecuciones que concentran (Azcapotzalco pasó de registrar 4.0 por ciento de las ejecuciones al 10 por ciento, y Cuauhtémoc pasó de 11 a 16 por ciento); Gustavo A. Madero ha ido a la baja (de 19 pasó a 10 por ciento) e Iztapalapa se ha mantenido estable (con 19 por ciento del total).
¿Cuáles han sido las razones por las que la CDMX se ha ‘salvado’ del tipo de violencia criminal que por largos periodos han experimentado ciudades como Monterrey, Ciudad Juárez, Tijuana o Guadalajara? Me parece que los siguientes cinco factores han desempeñado un papel crucial:
Primero, la Policía está centralizada bajo un mando único, lo que limita el margen de las organizaciones criminales para infiltrarla.
Segundo, la CDMX tiene un alto superávit policial (4.9 policías por cada 100 mil habitantes; 74 por ciento arriba del estándar mínimo para garantizar la seguridad en una ciudad que no alberga un conflicto armado mayor).
Tercero, en la CDMX existe una buena cobertura de los servicios educativos, lo que reduce la vulnerabilidad de la población joven frente al crimen organizado. La matrícula de su sistema de educación superior, por ejemplo, equivale a 40 por ciento de la población en edad de estudiar (frente al 16 por ciento a nivel nacional).
Cuarto, durante las administraciones perredistas, las autoridades locales han logrado construir una sólida relación institucional con el comercio informal y los taxistas, dos actores cuya colaboración es estratégica para la logística del crimen organizado en una gran urbe.
Finalmente, el quinto factor ha sido la política de operativos, expropiaciones y, posteriormente, extinciones de dominio –que ha adoptado el gobierno de la CDMX en predios y zonas propicias para el asentamiento de células criminales.
A estos cinco factores agregaría tres medidas relativamente recientes de la política de seguridad que también han impedido el disparo de la violencia en la CDMX. La primera es la implementación del sistema de cuadrantes con que trabaja la Policía. La creación de 865 polígonos para la supervisión de las fuerzas policiales y la vigilancia de zonas de riesgo. La segunda ha sido el establecimiento del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, el cual formó un frente común contra la delincuencia con 250 mil ciudadanos y empresas, y un programa de combate a la extorsión. Por último, la tercera medida ha sido la instalación de un Centro de Comando y Control, y de más de 11 mil cámaras de video para el monitoreo y reacción inmediata en zonas riesgo (bajo el Programa Bicentenario Ciudad Segura).
Ahora bien, el hecho de que ningún cártel tenga su centro de operaciones en la CDMX no implica que tales cárteles no operen en la CDMX. Grandes organizaciones, como el Cártel de Sinaloa, el Cártel Pacífico Sur (escisión de lo que fue la organización de los Beltrán Leyva), el Cártel Jalisco Nueva Generación, La Familia Michoacana yLos Caballeros Templarios operan en varias delegaciones de la CDMX a través de 11 células dedicados esencialmente al narcomenudeo, la extorsión, el secuestro, el robo de vehículo, la trata de personas y la ‘piratería’ (otras 13 células criminales de relevancia que operan en la CDMX no están afiliadas a algún cártel).
Para concluir: aunque la magnitud de la violencia en la CDMX todavía es moderada (y deseamos que siga así), es indispensable que brotes aislados de violencia como los registrados en meses recientes (algunos señalados al inicio de este texto) reciban una respuesta inmediata y contundente por parte de las autoridades locales.
FUENTE: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/por-que-la-cdmx-se-ha-salvado-de-la-violencia.html