Nadie quiere jugar conmigo
Todos me molestan
Mis amigos no me quieren
Siempre estoy solo…
Estos comentarios son una llamada de auxilio. Cuando tu hijo se queja de situaciones como éstas, es evidente que se le están dificultando las relaciones sociales.
Para ayudarlo a trabajar con este reto:
1) Escucha: permite que se desahogue y procura ser imparcial. Al contarte el problema, tal vez tu hijo empiece a buscar la salida y buscar culpables, aún así SÓLO ESCUCHA
2) Reconoce el patrón: ¿Las conductas negativas hacia él son parecidas? ¿Tu hijo siempre habla de las mismas personas? ¿En qué lugar sucede? Ejemplo: en el recreo, o en educación física, …
3) No invalides: si tu hijo te dice que se siente triste, o cree que es gordo o tonto, procura no decir: “Eso no es cierto» “No digas eso, eres genial”. Sus sentimientos son reales y legítimos, y poderlos identificar es el primer paso para manejarlos.
4) Sé puntual: Ejemplo: Cuando te dice que TODO EL MUNDO LO MOLESTA o que NADIE LO QUIERE O NUNCA QUIEREN JUGAR CON ÉL, pide los nombres de quiénes son para dimensionar el problema. “Siempre” «Nadie» y “Nunca” son términos absolutos; tal vez haya alguien que alguna vez sí juegue con él.
5) Cambia de enfoque: ayúdalo a encontrar quién sí le ha hablado, y a buscar momentos en los que se ha divertido «un poquito». Es más fácil construir sobre lo positivo. Cuando lo negativo nubla el horizonte hay que buscar un rayito de luz.
6) Ver más claro: ayúdalo a que pueda descubrir y a tomar su responsabilidad en la situación. Sé objetivo y permite que sea él quien se dé cuenta y no tú quien le da la solución. Ejemplo: ¿Cómo contestas cuando te dicen así?». Aquí también puede haber un patrón que él necesite cambiar. Si le ayudas a darse cuenta y a encontrar su propia solución, se sentirá más seguro y empoderado ante el problema.
7) De ser necesario, busca ayuda profesional: A veces es necesario que alguien más le ayude a tu hijo a reflexionar sobre sus dificultades y a desarrollar estrategias para relacionarse más exitosamente con los demás. Las habilidades sociales se aprenden; no nacemos con ellas, y muchas veces necesitamos un buen maestro para enseñarnos el camino.
8) Descarta el bullying: una cosa es que a tu hijo se le dificulte el hacer amistades y otra es que este viviendo acoso escolar. Asegúrate de que tu hijo no este siendo víctima de acoso. Acércate a la escuela para trabajar en equipo y descartar esa posibilidad o actuar lo antes posible
COMPARTE este mensaje. Ayuda a que más padres tomen decisiones conscientes sobre cómo educar a sus hijos. Porque la paternidad es un camino que una vez empieza, jamás termina.
FUENTE: http://www.ninosdeahora.tv/index.php/blog/noticia/382