¿Por qué la relación de pareja es tan significativa e impacta de manera tan importante nuestra vida? Porque tiene que ver con nuestras expectativas de crecimiento personal, así como con la manera de validarnos con base en nuestras funciones o roles.
Todos tenemos expectativas con respecto a los demás, pero sucede que es a la pareja a quien más le exigimos, debido a que le imputamos una responsabilidad sobre nuestra vida que suele estar condicionada por muchos hilos, mientras que el amor a uno mismo juega un papel más incondicional.
La relación de pareja es el medio más inmediato para ayudar a crear nuestra identidad y a definirnos a nosotros mismos. Una pareja es testigo de nuestra vida, logros, aciertos, desaciertos y debilidades. Por lo tanto, debe ser una entidad vital que permita e impulse el crecimiento individual, capaz de transitar por las distintas etapas de la vida.
El amor en pareja funciona como un escudo protector para resolver interrogantes esenciales de nuestra vida:
- ¿Quién soy?
- ¿Para qué vivo?
- ¿Cuál es el sentido de mi vida?
- ¿Cuál es mi misión en este mundo?
Inmediatamente nos llegarán las respuestas: “Soy la esposa de y madre de; y mi función es amar, cuidar, procurar, nutrir, etc.
A través de nuestra pareja buscamos responder a estas interrogantes para encontrar un sentido a nuestra existencia. Todo lo que nos da la ilusión de permanencia y estabilidad es percibido como una función estabilizadora.
Nuestras ideas y creencias sobre el amor y la protección que nos brinda la pareja se vuelven avasalladoras. Resulta que en la vida real nuestra pareja no siempre nos brinda esa estabilidad, o simplemente sentimos que ya no encaja con lo que deseamos para nuestra vida. Aquí puede empezar una crisis.
Iniciamos una relación pensando: “Voy a resolver mis necesidades afectivas, sexuales, de diálogo, de auxilio, de trascendencia, etc.” ¿Y qué pasa? Que éstas no han sido resueltas, porque lo que me correspondía resolver a mí, lo desplacé a mi pareja.
La pareja es un vínculo entre un hombre y una mujer que se unen por amor para compartir su vida y encontrar juntos el crecimiento y la trascendencia. Al delegar la responsabilidad de la propia felicidad en el otro, perdemos el sentido de identidad.
Nos enamoramos para ayudarnos a realizar nuestras tareas de desarrollo evolutivo externas e internas, así como para alcanzar nuestras metas y construir un proyecto de vida. Cada uno trata de crear su “YO” a través de los roles que desempeña. Creamos una serie de experiencias que nos ayudan a descubrir quiénes somos en realidad y de qué somos capaces.
Ésta es la razón por la cual la relación de pareja es tan importante: a través de ella emprendemos el proceso de hacernos personas y de alcanzar la trascendencia como seres humanos.
Las dificultades de pareja inician con un problema personal que proyectamos en el otro. Tener diferencias es natural e inevitable. No así el empezar en automático a imputarle a la pareja todo aquello que nos molesta. No nos damos cuenta de que cada vez que reclamamos algo, la queja suele tener más que ver con nosotros mismos que con nuestra pareja. Aquí es donde surge la valiosa oportunidad de observarse a través de la mirada del otro.
El encuentro íntimo y profundo parte de una auto-observación sostenida de lo que me corresponde a mí y de lo que debo entregar a mi pareja.
La propia valoración que hagamos sobre la vida, deseos, metas alcanzadas y necesidades satisfechas o insatisfechas, afectará nuestra relación de pareja.
- ¿Qué necesito?
- ¿De qué no me he responsabilizado?
- ¿Qué crisis personal atravieso?
- ¿Qué necesidades tengo?
- ¿Han surgido sentimientos de tedio, vacío o cansancio por la rutina?
Existen situaciones importantes que confrontan al individuo en esta encrucijada existencial donde se tiene que encarar a la vida con madurez. Por lo general, es clara la per-cepción del lugar que se ha ocupado en la vida y de las limitaciones que se han postergado o negado.
Es difícil evitar el conformismo, el estancamiento. El equilibrio pasivo disfrazado de armonía es un engaño, porque evitar enojos no significa resolver problemas. Ante esta situación debemos considerar a las crisis como oportunidades para realizar un cambio personal, y después revisar en pareja las expectativas que cada uno tiene.
Reexaminar los “derechos, obligaciones y expectativas” servirá para corregir los posibles desajustes y encontrar en dónde se encuentra el desequilibrio, a fin de brindarse en pareja desde una perspectiva más madura, responsable y amorosa.
Es necesario abrirse a la oportunidad de renovación, del reencuentro con la pareja, y dejar de imputar al otro las dudas existenciales que nos abruman.
La pareja es el corazón de la familia y por eso es importante su reencuentro.
Es necesario volver a ser esposos y compañeros, como en el principio, cuando se empezó a formar el hogar.
Ma. Cristina Uribarri Junco es psicóloga, conferencista, terapeuta de pareja y coach especializada en Eneagrama e Inteligencia Emocional, así como autora del libro “La revolución creadora a través del Eneagrama”.
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