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Entre el arte y la ciencia

Desde que el hombre surgió en la tierra ha tratado de explicar, de diferentes maneras, los diversos fenómenos naturales que lo impactan, sea por el beneficio o perjuicio que para él representan.
Muchas son las formas como el hombre empieza a expresar sus asombros y sus intentos por dominar a la naturaleza: por medio de imágenes, ritos, mitos, recursos mágicos; más adelante a través de la ciencia y el arte.
El arte y la ciencia son dos ramas de la cultura que, equivocadamente, se han considerado separadas, independientes entre sí, cuando en realidad sus nexos son, y han sido siempre, íntimamente estrechos.
Dos son las grandes interrogantes que han angustiado al hombre a través de su historia: ¿qué es y cómo es el universo? ¿Cómo es y de dónde proviene el hombre? Para dar respuesta a estas dos preguntas, el protagonista humano ha desplegado toda su sensibilidad y su inteligencia.
Veamos, muy brevemente, qué nos dicen la ciencia y el arte, y cómo se han hermanado en el transcurso del tiempo.
Las primeras manifestaciones artísticas datan de finales de la edad de piedra, hace unos 15 mil a 10 mil años antes de nuestra era, cuando el hombre pintaba, grababa, tallaba imágenes de animales de caza, figuras humanas, de astros, etc., en las paredes de las cuevas donde se guarecía.
Al principio estas expresiones obedecían a motivaciones mágicas, rituales. Más adelante, el arte ya no se limitó a reflejar la realidad natural y social sino, como sucede en la actualidad, se ha convertido en el emisario más eficaz en la transmisión de los mejores ideales que la sociedad genera.
Y, ¿qué tiene que ver la ciencia con todo esto? La ciencia es el conjunto de conocimientos que pretende explicar racional y objetivamente el universo, entendido éste como la totalidad de lo existente, desde los microbios y las partículas más elementales hasta las galaxias increíblemente inmensas, sin olvidar que aquí está incluido el hombre.
En el momento actual, el arte y la ciencia se apoyan recíprocamente. La ciencia sin el arte perdería su objetivo principal: la felicidad del hombre. El arte sin la ciencia acabaría por convertirse en una elemental actividad artesanal. ¿Qué harían los pintores, grabadores, escultores, fotógrafos, músicos, arquitectos sin el auxilio de la física, la química, la metalurgia, la geometría? Esto es respecto al material y técnicas que el artista maneja; pero también cuenta mucho la historia, la biología, la astronomía, la sociología y otras ciencias que ayudan al artista a enriquecer su concepción de la vida, del hombre y del universo; pues en la medida que el artista tenga una conciencia social más amplia, su mensaje, su proyección espiritual será más profunda.
Por eso, para terminar, decimos con mucho entusiasmo: bienvenida la ciencia, porque gracias a la aportación de los científicos, la sensibilidad de los artistas se ilumina cada vez más con el saber. Bienvenido el arte, porque gracias a él, la ciencia puede humanizarse más para ponerse verdaderamente al servicio del hombre.

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