Se debe encontrar el famoso justo medio entre el tiempo de calidad que le dedicamos a la educación de los hijos y la dinámica acelerada que exigen los tiempos modernos.
El mundo moderno está lleno de obligaciones por no llamarlas distracciones, las largas jornadas laborales, el tráfico en la ciudad, la vida social, el tiempo exagerado que dedicamos a las redes sociales; hacen que la atención a los niños se haya reducido en comparación con épocas anteriores a la “era tecnológica”.
Según los psicólogos, este comportamiento acelerado ha hecho que reemplacemos atención y cariño con bienes materiales para también distraer a los hijos y en tal medida generar espacios de individualidad en cada uno de los miembros de la familia.
En tal sentido, las compras de juguetes han alcanzado cifras exponenciales que en alguna medida evidencian la carencia emocional de la cual hoy son víctimas los más chicos de la casa, y eso que hoy el promedio en los hogares es de dos hijos, a diferencia de los tantos que nacían año tras año en las familias hace pocas década atrás.
Ahora bien, el tema no es estar en contra de los juguetes, es encontrar el famoso justo medio entre el tiempo de calidad que le dedicamos a la educación de los hijos y la dinámica que exigen los tiempos modernos
De hecho, el limitar la cantidad de compras que satisfagan los gustos de los niños, que parecen cambiar todos los días, gracias a los avisos publicitarios ayudará a tus hijos a: pensar de manera creativa, aumentar su concentración, establecer relaciones interpersonales más fácil y rápidamente, valorar lo que tienen, interesarse por la lectura, la escritura y el arte, los hará más creativos e ingeniosos, les enseña a los niños a ser perseverantes, crecerán menos egoístas, encontrarán satisfacción fuera de la tienda de juguetes.
Fuente: SDPNOTICIAS