Método 1: Técnicas para orar
- Ora diariamente en un lugar habitual y en un horario regular. Busca horarios y lugares regulares en los que puedas descansar y tomar tiempo libre para orar. Por ejemplo, busca un lugar tranquilo en el edificio del trabajo en donde puedas ir a orar durante los recesos. También puedes salir a la naturaleza y buscar un lugar cerca de un gran árbol en algún parque. Puedes marcar un horario habitual en tu agenda para ir a este lugar.
- Establece una alarma diaria en tu teléfono o crea un correo electrónico recordatorio que se repita.
- Ve al lugar en el que haces tus oraciones y siéntate ahí hasta que estés listo para orar.
- Adopta la postura que te haga sentir más cómodo. Por ejemplo, arrodillarse, cruzar los brazos enfrente de uno y cerrar los ojos para orar, es una posición que se recomienda.
- Prueba diferentes posturas dependiendo de dónde estés. Por ejemplo, si oras en un parque puedes cruzar las piernas y poner las manos en las rodillas.
- Expresa gratitud y habla con Dios, ya que él es tu padre y te ama.
- No exijas cosas, en vez de eso, pídele ayuda para tener guía, paz y alivio. Cuando ores a Dios a través de Jesús, termina la oración diciendo “en el nombre de Jesús”.
- Trata de hacer que cada dedo de tus manos representen una parte importante de la vida que necesite atención en la oración. Reza por tu familia, por tus profesores, por los funcionarios del gobierno, por los pobres y por ti mismo.
- El pulgar puede representar a tu familia y a las relaciones cercanas que te respaldan. Es el dedo más robusto y por eso representa a la familia.
- El dedo índice, como un dedo que señala, puede ser el dedo que represente a la guía en tu vida o puede representar a los que te muestran el camino y te ayudan. Por ejemplo, pueden ser los jefes, los pastores, los profesores, los mentores, los amigos e incluso los que te proveen de atención médica, como los doctores y las enfermeras.
- El dedo medio es el dedo más largo en tu mano y se puede usar para recordarte que ores por las personas que tienen poder en tu país y en el mundo: los funcionarios de gobierno, los líderes mundiales, los políticos, etc.
- El dedo anular es el dedo más débil y, por eso, puede recordarte orar por las personas que sufren pobreza y cualquier enfermedad que quisieran no tener.
- El último, el meñique, te representa a ti. No te olvides de orar por ti.
- Experimenta con formas de orar para saber cuál funciona mejor para ti. Usa objetos o reproduce música para que puedas concentrarte en tu oración. Por ejemplo, si eres una persona visual, ora mientras observas una pintura hermosa. También puedes leer un libro o escribir en un diario. No trates de adaptarte a ningún molde de lo que crees que una oración debe ser.
- Tal vez necesites hacer algo con las manos mientras haces la oración. Puedes usar una cuenta de rosarios y repetir oraciones por cada cuenta o puedes bosquejar flores en tu cuaderno mientras oras.
- También puedes cantar tus oraciones. Cantar oraciones puede ser una manera jubilosa de expresar tus sentimientos de una forma externa.
Método 2: Reza el Padre Nuestro
- Debes conocer el contexto del Padre Nuestro. Esta oración está dirigida a Dios; sin embargo, en Juan 10:30, Jesús dice “Yo y mi Padre somos uno”.
- El Padre Nuestro se encuentra en Mateo 5:7. Estos pasajes también contienen el sermón de la montaña y las bienaventuranzas (bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados). El sermón de la montaña trata de la importancia que Dios pone en la vida interna en contraste al hecho de tener una religión de apariencias.
- Por ejemplo, en Mateo 6:5, Jesús dice “Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres”.
- Por ejemplo, escoge ir a tu habitación, cerrar la puerta y orar ahí a Jesús. Esta es una de las instrucciones de Jesús en Mateo 6:6 sobre cómo orar. Jesús continúa diciendo “…y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. Busca una habitación o un lugar privado en el que puedas estar a solas y ora a Dios ahí. Siéntete reconfortado por la presencia de Dios “que ve en lo secreto”.
- Este no es el único lugar en el que puedes orar. También puedes “orar sin cesar” (en cualquier lugar en el que estés puedes estar en oración) como Pablo escribió en 1 de Tesalonicenses.
- Mantén coherente la recitación del Padre Nuestro. Jesús en Mateo 6:7 dice “Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería”. Durante este tiempo las personas pueden orar por medio de ciertos rituales, recitaciones y conjuros, pero tú no necesitas eso para orar a Jesús.
- Además, no necesitas hablar de tus problemas cuando recitas el Padre Nuestro. Cuando ores en general o en un momento distinto, puedes hablar con Jesús acera de tus problemas.
- Jesús continúa el versículo anterior con esta advertencia en el versículo 8: “Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis”.
- Medita en el Padre Nuestro. Puedes lees el Padre Nuestro en voz alta o para ti mismo. Léelo lentamente a fin de que el significado de cada verso pueda calar en tu corazón. En Mateo 6:9-13, Jesús dijo “Vosotros, pues, orad de esta manera: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén”.
- “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre” te ayuda a dirigir tu atención a Dios, que está más allá de tu capacidad de ver o comprender.
- “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” te ayuda a formar una actitud de disposición con respecto a tomar parte en lo que se hace en la Tierra y a tener un compromiso con el mundo que te rodea.
- “Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” significa que confías en la bondad de Dios para proveerte de las cosas que necesitas. También debes olvidar las cosas que la gente necesitada te debe, de manera que no debes exigir el pago. No olvidar las deudas de los pobres es algo que desagrada a Dios, pues Él te perdonó una deuda de pecado que nunca podrías pagar.
- “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” puede significar diferentes cosas para diferentes personas. No todos comparten las mismas cosas que hacen que desearían no hacer. Sin embargo, sea lo que sea con lo que luches, pide a Dios ayuda para superar esas cosas.
- “Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás” no se encuentra en los primeros manuscritos; sin embargo, puede cerrar tu oración y hacer que te vuelvas a concentrar en la naturaleza imponente de Dios.
Método 3: Benefíciate emocionalmente de la oración
- Habla con Jesús acerca del enojo y de las emociones difíciles. Puedes usar tus oraciones a Jesús para contarle sobre las situaciones difíciles que atraviesas en la vida. La oración puede ser beneficiosa para enfrentar emociones como la frustración y el dolor. Si puedes descargar tu enojo durante la oración en vez de en la vida diaria o en tus relaciones, entonces puede convertirse en un apoyo emocional que puedes usar para calmarte.
- Cuando algo malo te sucede (por ejemplo, si pierdes el trabajo), puedes orar a Jesús para que te ayude a procesar las emociones y encontrar alivio para el estrés. Habla con él de tu frustración, de tu enojo o de tu temor con respecto a esta pérdida.
- Puedes usar los Salmos como guías para orar a través de las circunstancias difíciles. Por ejemplo, en el Salmo 4, el salmista pide que Dios alivie su angustia.
- Debes estar seguro de que Jesús te ama. Recuerda que Dios te hizo a su imagen, que Jesús te ama y que su Espíritu te acompaña en el camino. Él quería que escojas el arrepentimiento, que busques agradar a Dios y que le reconozcas en todo lo que hagas, tal y como eres: libre de escoger seguir su plan para la salvación. Cuando te cueste amarte a ti mismo, recuerda que Jesús vino a la Tierra y murió, en parte, debido a su gran amor por ti. Su gracia sobrepasa todo entendimiento.
- Recuerda lo que dice en Juan 15:11-13: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento:
que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado. Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos”.
- Comprende con una luz distinta las cosas difíciles que te han ocurrido. En tus oraciones a Jesús tienes una oportunidad de reconsiderar la razón por la que te han ocurrido ciertas cosas. Quizás cuando reconsideres las circunstancias serás capaz de entender cómo Dios ha usado algo malo en tu vida para algo bueno.
- Por ejemplo, tal vez el hecho de perder tu trabajo te ha permitido pasar mucho más tiempo con tus hijos.
- Considera las bienaventuranzas. Jesús, en el sermón del monte (Mateo 5:1-12), dice “Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra”.
- Concéntrate en tu conexión con Jesús en los momentos duros. Ir a Jesús en oración cuando atraviesas momentos difíciles puede protegerte de las emociones negativas que experimentas. Por ejemplo, si alguien que amas está en cirugía, es probable que necesites tomarte un momento y volver a enfocarte en Jesús y tener alivio y fortaleza en su presencia.
- Aunque debes usar a Jesús como un apoyo, sigue apoyando a los demás y también permite que los demás te apoyen. Sigue acompañando a tus seres queridos y comparte con ellos la rutina, el gozo y el dolor que tú o ellos experimentan.
- Piensa en cómo Jesús actuaría en la situación en la que estás. Puede ser útil usar el modelo de Jesús y sus prácticas del amor y la compasión para que puedas tener la comprensión de lo que necesitar enfrentar en la vida. Mientras ores sobre las circunstancias de tu vida, considera las formas en las que Jesús respondería.
- Si tienes una dificultad en el trabajo con alguien que ha obstaculizado tu carrera al recibir la promoción que deseabas o merecías, puedes pensar acerca de cómo habría respondido Jesús a esa situación. Por ejemplo, en Lucas 6:27, Jesús dice “Pero a vosotros los que oís, os digo: amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen”.
Fuente: wikihow.com