¿Qué es lo que hace que un hijo interiorice o rechace la fe de sus padres?
Hay tantos posibles factores: su temperamento, la escuela, los amigos, sus intereses… No obstante, hay algunos que ejercer una influencia mayor, de acuerdo con la investigaciónd el profesor Vern L. Bengston, recientemente dada a conocer en su nuevo libro.
El ejemplo
Si los padres viven su fe (practican su religión y viven de acuerdo con lo que esta predica), es más probable que sus hijos acepten sus creencias. En su inconsciente los niños perciben la duplicidad que entraña decir una cosa y hacer otra. El ejemplo es aun más determinante si ambos padres comparten las mismas creencias, que da más unidad y coherencia a la crianza de los hijos.
Una buena relación padres-hijo
No importa qué tan bueno sea el ejemplo, si el hijo no siente una relación cercana con sus padres, será menos proclive a adoptar sus creencias. Una buena relación entre padres e hijos también significa una mejor y más práctica comprensión de la fe, al no percibir la fe solo como un conjunto de reglas y restricciones.
Un vínculo fuerte con el padre
Este es interesante: aparentemente un vincula fuerte con el padre es más importante que con la madre cuando de la transmisión de la fe se trata. La única razón que se me ocurre es el hecho de que Dios, en muchas religiones, es visto como una figura paterna – y si una persona no tiene una relación cercana con su padre, será más difícil para ella el desear o apreciar una relación con Dios.
No forzar la religión a los hijos
He visto esto una y otra vez: padres que son muy estrictos y fuerzan demasiado a sus hijos para que practiquen la religión, de modo que en el momento en que son mayores de edad y tienen un poco más de libertad, lo primero que hacen es alejarse lo más posible. Es importante que los padres construyan una atmósfera que promueva la fe pero que no los asfixie.
Estar contentos con la propia fe
No hay mejor motivación para un hijo que notar que al vivir sus creencias, sus padres tienen una vida feliz, plena y llena de significado.
Fuente: mercatornet