La transición de niña a adolescente implica algunas etapas de rebeldía. El papá tiene un papel esencial pues ofrece la relación y el punto de vista que nadie más puede dar.
La actitud es lo primero, le sigue la preocupación por la forma de vestir, luego ya no quiere que la acompañes a la escuela, después te pregunta si está gorda, en otra ocasión te la encuentras llorando en la cama, aunque jura que no le pasa nada; sin duda alguna, nuestra niña ya es una adolescente.
Es una etapa que pone a todos los papás nerviosos, y con justa razón, pues la niña dulce ha sido suplantada por una joven que no se siente a gusto consigo misma, contigo ni con su entorno.
El proceso de pasar de adolescente a mujer es lento, doloroso, maravilloso y aterrador; todo al mismo tiempo. Por eso, lo mejor para toda adolescente son unos padres dispuestos a subirse a la montaña rusa con ella e intentar sobrellevar el proceso. Desafortunadamente, por múltiples razones la relación entre madre e hija sufre bastante y se debilita durante este proceso, y es justamente entonces cuando el papá tiene la oportunidad perfecta para ayudar.
El padre siempre es importante en cualquier etapa del crecimiento de la niña, pero me atrevería a decir que en ninguna es tan esencial como en la adolescencia. El papá le da a la adolescente el punto de vista que una mamá no puede, de un hombre que alguna vez fue adolescente también. Él tiene una forma de conversar sin que suene a “disco rayado”, como muchos dicen que las madres sonamos.
Las hijas, por naturaleza innata suelen respetar al padre y saben que su “papi” tiene un lugar especial para ellas. Bajo estas circunstancias, cualquier conversación tiene un aire de comprensión y no de confrontación. El padre tiene un poder incalculable para influenciar a su hija, especialmente si está en una etapa rebelde. Hay cuatro formas de hacerlo:
1.- Cita padre/hija
Una vez al mes lleva a tu hija a una cita formal. Es la perfecta oportunidad para hacerla sentirse amada y segura. Hazle saber que quieres pasar tiempo a solas con ella porque se lo merece. Es una buena ocasión para escuchar lo que piensa tu hija, lo que siente y sucede con su vida. No es el momento de disciplinar. Estas citas deben ser divertidas y relajadas.
2.- Habla sobre sexualidad
Los padres suelen evadir este tema, especialmente con una adolescente. Ella necesita de tu perspectiva como hombre y como papá. Explícale francamente lo que piensan los muchachos de su edad y cuáles son los tipos de chicas que respetan. Habla con ella de esas diferencias; nadie lo puede hacer mejor que tú.
3.- Ten mucho contacto físico
En esta cultura sobre sexualizada hace falta contacto físico que exprese ternura y amor. La adolescente necesita muchos abrazos de tu parte, que la tomes del brazo y le des besos en la mejilla. El contacto físico siempre hace falta, y en esta etapa, si ellas no reciben lo suficiente, lo buscan por otros medios con resultados desastrosos. Que sepa que la aceptas tal como es.
4.- Enséñale cosas que solo papá sabe
Tu hija aprenderá mucho si le enseñas cómo cambiar una llanta, cómo revisar el aceite, principios básicos de electricidad, de
jardinería; cosas que te definen como papá. Pero al mismo tiempo es indispensable que si llega un momento oportuno, no temas ponerte el mandil y ayudarle a cocinar o lavar los platos. El punto es que sienta que quieres pasar tiempo con ella.
La etapa rebelde puede durar solo un momento o continuar por mucho tiempo. Como padre, tienes mucha influencia en tu hija. Ella ya no es una niña y duele este proceso, pero cuando menos lo esperes será una mujer y te sentirás satisfecho por los frutos de tu trabajo. Todo habrá valido la pena, porque papá vino al rescate y estuvo presente.