Con base en estudios realizados por la Organización Gallup a más de dos millones de personas, se conoce que la mayoría de las empresas están enfocadas en ‘combatir las debilidades’ de sus empleados e ‘invierten’ mucho dinero para que mejoren en lo que se les dificulta.
Marcus Buckingham y Donald O. Clifton, en su libro titulado Ahora, descubra sus fortalezas, sostienen que las empresas serían más productivas si estuvieran enfocadas en las fortalezas de cada individuo, ayudándolos a desarrollarlas al máximo y ubicando a cada uno dentro de la organización de manera que puedan aprovecharlas y dar lo mejor de sí mismos.
Es un planteamiento revolucionario -opuesto a la forma como operan casi todas las organizaciones y los seres humanos-, explicado con tal claridad que parece totalmente natural y resulta increíble pensar que en realidad se suela trabajar sobre las debilidades; sin embargo, cuando a un estudiante se le dificultan las matemáticas, él, sus papás y las autoridades de la escuela proceden a darle asesoría especial en esa asignatura, no le sugieren que tome clases particulares de geografía para que suba su calificación de 9.5 a 10.
¡Claro! Sucede que no se trata de adoptar actitudes extremas como atender fortalezas e ignorar debilidades. Buckingham y Clifton apoyan su argumentación con diversos ejemplos, como el deTiger Woods, cuya bien conocida máxima fortaleza es su juego largo, mientras que su debilidad son las trampas de arena. Se sabe que su entrenador puso toda la atención en el trabajo más importante y creativo: afinar y perfeccionar el swing de Tiger, pero eso fue después de que alcanzó niveles aceptables con su juego en el bunker.
Debe ser complejo que una empresa modifique su modo de operar, sobre todo cuando se trata de un cambio de raíz, y también difícil que lo hagan los empleados habituados a recibir apoyo para combatir sus debilidades. Indudablemente, es más sencillo optar por el desarrollo y perfeccionamiento de fortalezas para quien se encuentra cercano a elegir el rumbo de su vida o en vías de constituir una empresa. Pero el requisito indispensable en cualquier caso consiste en identificar los talentos dominantes de cada persona, para entonces proceder a convertirlos en fortalezas mediante el conocimiento y las destrezas.
Es muy interesante saber que los talentos dominantes dependen de las conexiones entre las neuronas; que la primera neurona aparece en el cerebro del ser humano a los cuarenta y dos días de gestación, y 120 días después hay cien mil millones de neuronas, porque cada segundo se crean 9500 neuronas nuevas. Sesenta días antes del nacimiento, las neuronas empiezan a comunicarse entre sí, y a los tres años de vida cada una de las cien mil millones de neuronas ha formado quince mil conexiones o “sinapsis”. La naturaleza nos lleva a hacer caso omiso de muchas de esas conexiones, y entre los tres y los quince años, miles de millones se pierden sin que sea posible reconstruirlas.
La herencia genética y las experiencias de la infancia hacen que nos resulte más sencillo usar algunas conexiones que otras, nos sentimos atraídos hacia ellas una y otra vez, haciéndose poco a poco más resistentes y firmes, mientras que las otras van debilitándose hasta perderse por completo. Esta selección natural de conexiones es lo que determina los talentos dominantes de cada persona, y como no hay conexiones idénticas –aunque haya algunos que comparten algunas sinapsis y por lo tanto, algunos talentos–, son estas conexiones y los talentos resultantes lo que hace único a cada ser humano. Y lo que sustentan Buckingham y Clifton es que las empresas deben valorar las diferencias y favorecer el que cada empleado pueda hacer uso de sus fortalezas.
¿Cómo reconocer los talentos dominantes de cada uno para desarrollar fortalezas?Observando nuestras reacciones espontáneas en situaciones que vivimos diariamente, reflexionando sobre nuestros anhelos, analizando la rapidez de nuestro aprendizaje en determinadas áreas e identificando las características de lo que nos produce mayor satisfacción.
En la actualidad, muchos viven frustrados, con depresión y vacío existencial, adicciones, y algunos hasta llegan al suicidio.
Las personas padecen un vacío que es muy difícil llenar cuando no han identificado sus talentos dominantes, que son los que las orientan hacia su llamado existencial, permitiéndoles experimentar en sí mismas toda la plenitud de su Ser.
Fuente:Ahora, descubra sus fortalezas, de Marcus Buckingham y Donald O. Clifton, editorial Norma; un libro que promueve el auto análisis y auto conocimiento para acertar en las decisiones sobre la persona y la vida de cada uno.