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Ni reyes ni esclavos

Es lamentable que haya padres de familia que no enseñen el valor de la responsabilidad y del trabajo a sus hijos, quienes al llegar a la adolescencia, desconocen algunas reglas básicas y buenos hábitos que les hará más difícil independizarse.

¿Desde cuándo hay que empezar a enseñarles a trabajar?

Muchos especialistas recomiendan a los padres que enseñen a sus hijos a comprender y a poner en práctica las virtudes y valores humanos del trabajo desde muy pequeños, preparándolos para eLa psicoanalista Elsa Pérez de “Habilidades para la vida”, aseguró que fomentarles la responsabilidad desde pequeños es lo mejor que puede hacer un padre por sus hijos, porque “es así como aprenden a relacionar el esfuerzo físico o mental con su resultado;  es una relación de causa-efecto”.

La especialista señaló que la casa es el punto de partida: “Los niños menores de diez años imitan y aún no comprenden la relación causa-efecto, pero pueden enseñarles buenos hábitos como el aseo personal, recoger los juguetes, los horarios de tareas y ciertas limitantes. En cambio, un niño mayor de once años comprende perfectamente la relación causa-efecto y sabrá que todo trabajo ejercido tendrá una recompensa”.

De acuerdo con el crecimiento y la madurez del niño, Pérez  recomienda a los padres que asignen una lista de tareas a los hijos: “Es importante que no se asignen tareas como castigo o recompensa, ya que se perdería el verdadero sentido de la responsabilidad y el trabajo; hazles saber que su apoyo es una oportunidad de contribuir con la vida familiar”.

En ocasiones los niños pueden tratar de negarse y no siempre realizarán su trabajo a la perfección, pero a medida que crezcan se darán cuenta del valor que tiene su contribución.

Por otra parte, el sitio blogsud.com da seis consejos importantes para la enseñanza de los hijos y sus tareas:

1.Divide los trabajos grandes en tareas más pequeñas. Si el niño está arreglando un cuarto, que empiece por los libros o una sección desordenada del cuarto.

2.Encuentra formas de convertirlo en un juego. Pon un cronómetro para ver cuánto puede hacer antes de que suene. Tomen turnos para ser el supervisor y durante cinco minutos, déjalo ser el jefe.

3.No tengas temor de que pare para jugar. Mejor establece pausas de antemano para ello. Los niños aman tener descansos para jugar; simplemente no los hagas muy largos o no volverá al trabajo. Una pausa de dos minutos puede hacer maravillas.

4.Asegúrate de que el trabajo esté terminado por completo. Si limpia su cuarto, que revise debajo y encima de las camas o detrás del librero. Si le enseñas a hacerlo correctamente continuará haciéndolo así cuando crezca.

5.Recompénsalo cuando termine. Reconoce su trabajo bien hecho; vayan al parque o a la biblioteca, o lean su libro favorito.

6.Lo más importante: que estés allí con él y lo motives.

Los hijos aprenden mejor cuando son guiados por alguien a quien aman. No los hagas sentir esclavos ni tampoco reyes del hogar; incúlcales la importancia de la cooperación y hazles saber que es un bien para ellos.

 

 

 

 

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