“No andéis, pues, preocupados diciendo:
¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?,
¿con qué vamos a vestirnos?
Que por todas esas cosas se afanan los gentiles;
pues ya sabe vuestro Padre celestial
que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad primero su Reino y su justicia divina,
y todas esas cosas se os darán por añadidura…”
Mateo 6, 31-33
Como el agua, se ha ido un año más. Estamos al cabo de 2012, un año lleno de bendiciones para todos, si sabemos apreciarlas, pero en particular para nuestra Congregación de las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios. Este año nos ha quedado marcado por la histórica visita de Su Santidad Benedicto XVI a México y su estancia en nuestra casa, en el Colegio Miraflores de León. Ha sido una gran bendición que coronó felizmente las celebraciones por el aniversario cincuenta del Colegio Miraflores.
Sin embargo, no ha sido un año fácil. Ninguno lo es; cada uno trae su cauda de problemas a resolver, que finalmente es lo que nos pone a prueba y mantiene en forma. A veces estos llegan como enfermedades, conflictos, crisis, contratiempos, pérdidas, bancarrotas; en fin, a veces las bendiciones se disfrazan de formas desagradables que al final, por gracia de Dios, toman su forma de bienaventuranza. “Todo es para bien de los que le aman”, como dice San Pablo. Todo es para bien, por difícil que parezca.
El fin de año trae consigo la maravillosa temporada de Navidad que celebra el Nacimiento de Jesús y renueva en nuestros corazones el Misterio de su Encarnación. Es necesario “nacer de lo alto” (Jn 3,7), “nacer de Dios” (Jn 1, 13) para “hacerse hijos de Dios” (Jn 1, 12). El misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo “toma forma” en nosotros (Ga 4, 19).
Este es el espíritu de la Navidad, el que debemos tener presente en todo momento y no olvidarlo en medio de nuestras celebraciones. Es bueno que aprovechemos esta temporada para salir de la rutina, descansar, tal vez viajar, divertirnos sanamente, convivir con nuestros seres queridos, pero que nada de esto obstaculice o impida vivir el profundo sentido católico de la Navidad.
Con el fin de año llega también la época de las evaluaciones, así sean breves y a vuelo de pájaro, sobre lo que hemos vivido durante los últimos doce meses. Mal haríamos en no aprovechar esta época para reflexionar acerca de ello. Dentro de la Pedagogía Miraflores, una de las características del alumno en su dimensión personal, es que “demuestra capacidad de autoanálisis, de autocrítica y de confianza en sí mismo”. El fin de año es una buena ocasión para este tipo de balances.
Pero sobre todo, es una época propicia para dar gracias, principal y fundamentalmente a Dios. Para hacerlo, en primera instancia, hay que saber qué es lo que agradecemos y por qué. Tenemos que reconocer las inmensas bendiciones que Dios nos prodiga en todo momento; si no las vemos no tiene caso decir “gracias”. Habremos de reconocer la mano de Dios sosteniendo nuestra existencia, desde el milagro de estar con vida hasta el último detalle cotidiano. Cuando seamos conscientes de ello, el sentimiento de agradecimiento brotará espontáneo de nuestro corazón e inundará nuestra vida. Sería una gran forma de terminar el 2012 y comenzar el venturoso 2013.
Desde aquí envío, a toda la querida familia Miraflores, mis mejores deseos de que vivan unas felices fiestas de Navidad y de que el 2013, Año de la Fe, sea pleno de salud, paz, amor, prosperidad y todas las bendiciones que Dios Nuestro Señor prodiga a manos llenas.