InicioSaludCuerpoCaminar puede ser más sano que salir a correr

Caminar puede ser más sano que salir a correr

Salir a caminar está de moda, despierta pasiones en EE UU, es practicado por celebridades y se presenta como la última de las tendencias en actividad física con más adeptos en los últimos años.

Pero si eres poco amante del gimnasio y ahora mismo te estás haciendo ilusiones, debes saber que la cosa no es tan fácil. No basta con dar paseítos. El ‘Power Walking’, como se le conoce en los países de habla inglesa, debe tener cierta intensidad, ritmo y duración para que consiga el objetivo de quemar calorías. “Lo que se intenta es andar rápido, trabajando al 65/75 por ciento de nuestra frecuencia cardíaca –el número de contracciones del corazón por minuto-, porque es la franja en la que se favorece la quema de grasa“, explica Ángel Herrarte, licenciado en CC. de la Actividad Física, preparador físico de Carlos Sáinz y asesor en Por y Para Mi.

La corrección postural también es importante para evitar lesiones: Cabeza erguida como si tiraran de un hilo desde la coronilla hacia arriba, espalda recta y los músculos de glúteos y abdomen ligeramente contraídos. “La duración de la actividad debe rondar entre los 45/60 minutos, al menos tres días por semana”, precisa Herrarte. Es importante calentar antes de la actividad y terminar con un poco de estiramientos y movilidad articular.

Para andar no hace falta gimnasio, pensarán muchos. ¿El Power Walking hay que hacerlo al aire libre o en cinta de correr? Ambas opciones son válidas y quedan un poco a gusto de cada cual. Hacerlo en la calle o en el parque quizá sea más entretenido, pero los gimnasios ya ofrecen como opción clases dirigidas, con música que marca el ritmo de los pasos, lo que permite ir a una velocidad constante y controlar las pulsaciones.

La diferencia más importante entre hacerlo al aire libre o en cinta es de carácter fisiológico, según precisa Miguel Gómez Alsius, trainer de Technogym, una de las compañías más punteras en máquinas fitness y wellness. “La musculatura implicada cuando se camina en cinta y cuando se hace al aire libre es distinta. En el primer caso, se utiliza la musculatura para desplazarse en el espacio; en el segundo, el tapiz de la cinta es el que se desplaza y el sujeto ha de mantener una velocidad determinada. Pero quizá la diferencia más importante radique en los beneficios de hacerlo al aire libre. Recordemos que una de las principales fuentes de vitamina D es la luz solar. Por otro lado, caminar al aire libre se puede hacer en grupo y alimenta las relaciones sociales, el compañerismo y la empatía a la hora de enfrentarse a un esfuerzo”.

El ejercicio acompañado es siempre más entretenido, pero has de saber que si caminas (o corres) y vas hablando al mismo tiempo, te cansarás antes, sobre todo si tu cuerpo no está muy acostumbrado a la actividad física. “Somos como un depósito. Cuantas más cosas hacemos a la vez, más gastamos, y las pulsaciones suben más al hablar”, advierte Ángel Herrarte.

El Power Walking es una actividad pensada para todo tipo de personas, una alternativa para personas a las que no les gusta el running u otro tipo de ejercicio físico, y un complemento para otros, que pueden hacer un entrenamiento combinando de esta práctica con otra.

Caminando de forma intensa se trabaja la base aeróbica, lo que favorece la circulación y la tonificación. “Al realizar un trabajo de una intensidad considerable conseguimos generar cambios metabólicos que nos ayudan a controlar el peso, e incluso a perderlo”, indica Gómez Alsius, que añade que los beneficios se podrían comparar con los que aportan otras actividades cardiovasculares con intensidades parecidas, como las clases dirigidas de gimnasio o un entrenamiento cardiovascular en máquinas específicas. “La ventaja de caminar frente a la bicicleta es que todo el cuerpo se sustenta sobre las piernas, por lo que los músculos implicados y el gasto metabólico son mucho mayores”.

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